Entradas populares

domingo, 1 de enero de 2012

The last breath for love.




—Me casaré, Nicholas. Debemos terminar esta relación. —dijo Stephanie mientras se ponía su chaqueta de cuero—
—Déjalo y nos vamos —dijo el joven agarrando el brazo a la muchacha— tú muy bien sabes que él jamás te amará tanto como lo hago yo.
—Pero, tú no tienes nada, Nick. Él al menos, puede darme estabilidad, lo que tú no me darías ni en mil años. 
—Stephanie, por ti sería capaz de vender hasta lo que no tengo. No todo es dinero, mi vida. 
—¡Si, lo es, Nicholas!... si, lo es. —dijo esta vez más bajo— ¡¿Tú crees que el alimento se consigue con aire?!, pues no es así Nick. Necesitas surgir, tesoro. Y no puedes hacerlo mientras estemos juntos. 
—¿Surgir? Pequeña, si tu no estás a mi lado, no puedo surgir —cristalinas gotas se asomaron por sus marrones ojos. Su vista estaba netamente perdida entre la terca mirada de la muchacha. El amor que sentí el joven casi se podía palpar con la yemas de los dedos, mas la hermosa chica ya había entregado su corazón a alguien más.—
—Pues, tendrás que surgir, Nicholas. —Continuó hablando la muchacha tras un largo silencio. Ésta se dirigió rápidamente hacia la puerta pero Nicholas se antepuso en su camino.—
—S-si tú cruzas esa puerta, juro que mi vida se irá junto a ti.
—Nicholas... —dijo la mujer mientras se acomodaba su dócil cabello— No debes hacer de esto más difícil de lo que es. 
—Mírame a los ojos y dime que no me amas, solo así no tendré más opción que dejarte ir. —dijo ya redimido ante Stephanie. Aquella solo pudo contener aquella tortuosa prudencia y silencio. Pronuncio un corto e inerme de sentimiento "Lo siento, Nicholas". Salió de aquel departamento ignorando por completo la presencia de Nicholas. Aquel hombre, que aparentemente por fuera era todo un macho, por dentro no era más que un niño llorando a mares. Causante de la rabia, propino fuertes golpes por sobre la pared, caminó de un lado a otro, despeinándose sus muy bien acomodados rulos. Liberaba una que otra gota que recorrían por sobre sus mejillas. Tomó sus llaves para después montar su carro. Se dirigió a un lugar más que especial para él. En donde aquella mujer fue suya por primera vez. Ese mirador que dejaba a su vista el más bello panorama. El solo estacionó su automóvil con la vista frente al mar. Pudo liberar aquel dolor que guardaba en lo más profundo de su corazón. Él la amaba, como nunca nadie ha podido amar a alguien. Pero ella, ella no lo amaba en lo absoluto. Porque es demasiado diferente entre el "amor" y el "placer". Nicholas, sin embargo, aún sin poder reaccionar por completo sacó de su bolsillo una no menor cantidad de calmantes. Tragó en seco uno por uno, mientras su mirada empañada era dirigida hacia la hermosa aurora. Sus ojos lentamente se cerraron y su cuerpo súbitamente fue decayendo. Por sobre sus labios se pudieron percibir unas últimas palabras: "Si no fui lo suficientemente bueno para ti, no lo seré para nada ni nadie". Sus ojos cansados esta vez se cerraron para no abrirse ya nunca jamás.